14 de marzo de 2012

El Mar Amarillo (Na Hong-jin)

[Hwanghae, 2010, Na Hong-jin]

El pasado mes de enero se estrenó discretamente en España "El mar amarillo". Ya es muy raro ver películas coreanas en salas, y todavía lo es más cuando no van avaladas por ningún premio (pese a que esta pasó por la sección "Un certain regard” del festival de Cannes) , o cuando su director no es especialmente conocido. En el caso de Na Hong-jin, se trata de su segundo filme, pero el primero, “The Chaser”, ganó el premio Orient Express a la mejor película en el festival de Sitges en 2008. Quizás sea por eso que una distribuidora española haya apostado por ella; o quizás (que en todo caso, llama también la atención) porque su distribución internacional corre a cargo de Twentieth Century Fox.

Goo Nam, el protagonista de "El mar amarillo", pertenece a la minoría étnica coreana (joseon) que malvive en una provincia china entre Corea del Norte y Rusia. Debe una gran suma de dinero para costear el visado a Corea que consiguió a su mujer, de la que no ha vuelto a tener noticias. Un mafioso local le ofrece una oportunidad única: viajar ilegalmente a Seúl para matar a un hombre y saldar así su deuda.

La premisa es muy atractiva, como también el arranque de la película, que nos muestra los suburbios chinos en donde residen los joseon, y al impasible Goo Nam emborrachándose y perdiendo su dinero jugando al mahjong. Los primeros veinte minutos de película son brutales y trepidantes, realmente impecables, y proporcionan una interesante y deprimente visión sobre las condiciones de vida de unos inmigrantes que ya no tienen patria pero que son marginados allí donde están por su condición de extranjeros. Goo Nam acepta el encargo y le transportan en un pesquero hasta las costas surcoreanas, en una de las mejores secuencias de la película, que pone fin a la primera de las cuatro partes en que el director divide la misma.

En Seúl, Goo Nam acecha al hombre al que le han ordenado matar, y al mismo tiempo intenta localizar a su mujer gracias a los últimos datos que sabía de ella. La película aguanta el ritmo hasta la escena en que se dispone a ejecutar el encargo. La cosa se complica cuando aparecen otros individuos que también están detrás del tipo, y Goo Nam tiene que darse a la fuga. A partir de este momento el nivel de la película salta en pedazos. Primeramente, porque el espectador se espera que las escenas de acción, que aquí comienzan a gobernar el resto del metraje, estén a la altura del nervio y la buena mano mostrados por el director. Y sucede lo contrario, no consiguen crear tensión ni a través del montaje (de esos demasiado rápidos para el ojo humano) ni a través de su propio desarrollo narrativo, plano y hasta irritante (el héroe no hace más que escaparse continuamente de docenas de enemigos cuando lo tienen literalmente agarrado). Pero en segundo lugar, y más importante, el guión, que empieza siendo sólido y centrado, y con gran carga dramática, se complica de manera absurdamente innecesaria cuando empiezan a intervenir en él diferentes personajes y facciones,. La trama de la mujer queda desaprovechada, la película se alarga hasta las 2 horas y 20 minutos con más y más persecuciones, y el espectador se pierde y se aburre, además de frustrarse cuando al final ni siquiera quedan claros los acertijos.

En esta segunda gran mitad del filme, Na Hong-jin recurre a uno de los motivos más exitosos y frecuentes en el “thriller” coreano contemporáneo: la violencia, la sangre y la destrucción como una especie de pathos, de destino que acecha y rodea al protagonista hasta consumirlo. Goo Nam es el exponente del fuera de la ley, desesperado y sin ninguna otra salida que precipitarse a las locuras del crimen, y al inevitable final que lo espera. Este fatalismo posiblemente sea, en conjunto, lo más interesante de la película.

Puntuación: 2,5 / 5

Lo mejor: el primer tercio del filme, especialmente la contextualización de los joseon y de la desgraciada situación del protagonista.

Lo peor: que los dos tercios restantes sean tan decepcionantes en comparación.


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